miércoles, 8 de julio de 2009

Encuentro "Fortuito" (Capitulo 5)

"Tal vez, solo tal vez, hubiera sido mejor no haber oído esa última predicción" se repetía una y otra vez Yusuke a si mismo mientras caminaba pesarosamente por las calles de Osaka junto con su amigo Nagatora.

- Vamos Yusuke... - empezo a decir su joven amigo.

- No, Naga-san. No hablemos de ello te lo ruego aún disponemos de tiempo para disfrutar de los fuego artificiales y del festival de Osaka - Yusuke estaba de mal humor en cambio Nagatora se sentía triste sin saber muy bien porque.

En ese momento, en la distancia, entre la gente que disfrutaba en los tenderetes montados para el evento parecía haberse levantado un revuelo. En un pequeño corrillo de gente se hacía oir la voz de un samurai que denotaba obvia ebriedad.

- ! Sucia ramera ! ¿Como osas cruzarte en mi camino? - los ojos del samurai estaban hinchados por el alcohol y sus palabras se trababan unas a otras.

Cuando Nagatora se acerco lo suficiente pudo disitinguir la bella dama con la que antes se había cruzado levantandose del suelo - Sumimasen Samurai-sama, lamento nuestro choque pero no soy yo quien se ha cruzado en el camino de nadie - pese a que el samurai borracho le sacaba mas de medio cuerpo la noble dama no mostraba ningún atisbo de miedo o ansiedad sino mas bien una calma total y absoluta y una mirada en la que se reflejaba dignidad y determinación.

Yusuke se adelantó a Nagatora con la mano en la empuñadura de su Katana.

- ¿Además te atrevés a injuriarme? no eres mejor que alguna de las mujeres del barrio de Gion con las que he estado... - la perdida mirada del ebrio gigante se torno repentinamente en lascivia - ... aunque pensandolo mejor. Podría perdonarte si me ofrecieras el mismo servicio que ellas...- la lengua del samurai relamió su labio inferior mientras miraba a la doncella estirar y limpiar sus ropajes.

- Como ya le he dicho, Samurai-sama, no he sido yo la responsable de nuestro choque - dijo con tono distraido la mujer mientras se preparaba para seguir su camino pero el hombretón se interpuso y aferro su brazo de manera violenta.

La doncella que la acompañaba se puso a chillar y la gente armó un escandalo mayor cuando el borracho hombreton desenfundo su Katana.

En ese momento Yusuke se adelantó hasta la primera fila de espectadores y haciendo gala de su papel de guardia del festival desenfundo su arma mientras que Nagatora hacía frente al atacante.

- Sueltela, samurai-san. Solo lo diré una vez - interpeló Nagatora mirando fijamente la expresión de dolor que mostraba la doncella en ese momento. Yusuke se limitó a ir rodeando al samurai de manera lenta pero tranquila sin apartar la vista del hombre ebrio y de su arma.

- Vamos soldaditos... la doncella y yo solo queremos jugar - dicho esto el hombre arrojo a la Dama al suelo de manera violenta y se abalanzo sobre Yusuke que ahora se encontraba ya a pocos pasos de él.

Casi sin dar tiempo a reaccionar a nadie Nagatora se adelanto y realizo una llave al asaltante de su compañero que le hizo soltar el arma y acabar de bruces en el suelo. Yusuke solicito cuerdas para atar al maleante, que sin duda lamentaría todo esto por la mañana, mientras Nagatora se dirigió a la bella Dama - Os ruego excuséis lo ocurrido, Osaka es una gran ciudad y sería una pena que se viera privada de una nueva visita vuestra. Vuestro humilde siervo Nagatora ofrece su vida si en ello algo ayuda -

La doncella ya recuperada y junto con su acompañante se limito a abrir su abánico de manera elegante para eludir el terrible calor que hacía en la ciudad a golpe de muñeca y contesto de manera educada y cortés - No hay nada que excusar sino ma bien que agradecer, Arigato Nagatora-san, espero que el destino cruce nuevamente nuestros camino en el futuro -

El joven samurai no pudo evitar una estúpida sonrisa en su rostro mientras veía marcharse a la joven y pensaba "espero que no choque con nadie mas". Su compañero, Yusuke, que ya había entregado al maleante a una patrulla de seguridad se acerco a él y le dijo - Ni siquiera le has preguntado el nombre -

Nagatora se echo las manos a la cabeza y se maldijo por su estupidez... dos veces había tenido posiblidad de conocer a esa dama y dos veces la había desaprovechado.

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