A veces, solo a veces, las palabras se escurren de la boca como el agua de las manos. No me refiero a ser un bocazas y decir lo que no se debe sino a esos momentos en los que la emoción entra en conflicto con la razón y te sorprendes descubriendote ante los que te escuchan... y por supuesto diciendo lo que no se debe.
Las venas de Yuichiro se marcaban en su cuello y frente y el tono rojo de su piel denotaba la ira que sus palabras demostraban - !Eres un maldito bastardo Tenzen! . Y deja de sonreir o por Hida que...-
- Samurai, Mantened la compostura - Intervino Sato a riesgo de su integridad física.
-¿porque Sato-san? Yuichiro-san y yo solo estamos hablando - respondió Tenzen con una desafiante sonrisa en su rostro. - Tan solo hacía ver a nuestro querido cangrejo que igual hemos desaprovechado estos últimos años en unas estúpidas profecías... pero claro, eso sería aplicable a nosotros porque el hermano de Yuichiro-san dio su vida, tal vez inutilmente, por ellas.-
El rostro de Yuichiro pareció congestionarse por la rabia, sus ojos puros tizones que podrían matar de miedo a mas de un cortesano un sonido gutural salió de su garganta y se arrojo sobre el monje apartando al grulla de su camino de un fuerte empujon
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martes, 30 de septiembre de 2008
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