Cuando era pequeño Manobu tuvo que enfrentarse a muchas miradas despectivas. Si ya era difícil ser un Yogo, condenado con la maldición de traicionar aquello que mas amase, encima él tenía sangre León corriendo por sus venas.
Su madre, una doncella Kitsu iniciada en la senda de los Kami, con mas espíritu samuarai que la mayoría de los cortesanos que conocía le había criado con amor y sinceridad mientras su padre, un Yogo versado en la senda de las sombras, le había dado una instrucción mucho mas… escorpión. La infancia del joven Manobu fue muy dura porque cuando conseguía que uno de sus progenitores se sintiera orgulloso de él sabía que, sin lugar a dudas, había decepcionado al otro.
Sin en algún momento esto fue un dilema moral para él el destino se ocupo de solventarlo arrebatándole a su madre la temprana edad de diez años. Desde entonces su padre no quiso saber nada mas de él enviándole a la escuela Shosuro para su formación para el Gempukku.
Todo lo bueno que había en su vida, todo lo sincero, murió con su madre… ahora solo había sombras, sombras y una intensa voluntad de encontrar un sentido a su terrible vida. Para Rokugan solo sería un escorpión mas, para sus hermanos no sería mas que un León y para su padre… para su padre ya no era nada.
“Pobre pequeño escorpión que se esfuerza por dar lo mejor de sí mismo” dijo una inquietante figura bañada por la oscuridad mientras veía la imagen de Manobu Norishige en el reflejo del agua estancada que se hallaba en el charco que había a sus pies.
“Pobre pequeño escorpión que no es correspondido en su sincero amor” dijo nuevamente una temblorosa voz con aire burlón.
2 comentarios:
Curioso... jejeje
Hoshi Tenzen
Pobre Manobu... snif
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