Lazos Políticos

“… así pues los honorables Clan de la Grulla y Clan del Fénix se congratulan en anunciar la boda de Isawa Nyogen y Doji Hotarubi así como el igualmente propicio desposamiento de Doji Nakamura e Isawa Io…”

El sobrecogimiento inundó a los presentes que disponían de dicha misiva mientras que un tanto distraído pero sonriente Tenzen los observaba con su socarrona actitud –¿Y bien? ¿Ha muerto alguien?- fue su comentario que como de costumbre venía a ser los mas inoportuno posible sin la intención de realmente serlo.

-No, no ha muerto nadie… nuestras familias han decidido unirnos para fortalecer la incipiente alianza entre nuestros clanes- Fueron la quedas palabras de Hotarubi mientras releía el escrito sin denotar ningún atisbo de sus sentimientos ante los demás.

Mientras Nyogen asentía solemnemente a dichas palabras Tenzen dejo escapar una frase que mas bien pareció un susurro y que seguramente nadie llegaría a oír –Me gustaría ver la cara de Manobu cuando es entere de esto- tras lo cual sonrió y se dirigió hacia la puerta.

-¿Cómo? ¿qué me casan con Nakamura-san?- sorpresa era la reacción que embargaba a la pobre Io. –En mi misión no se indicaba nada de esto… aun debo estudiar mucho y mis deberes implican permanecer en mi tierra natal para desarrollar mas afinidad con los kami y las fortunas…- Realmente nunca habían visto a la discípula de tierra hablar tanto como en ese momento por unos instantes estaba perdiendo la quietud de la roca y ganaba algo de la inquietud del fuego hecho que no se escapó a los presentes.

Hotarubi se acercó hacia la joven fénix para calmarla –Io-san, debes tener en cuenta que el matrimonio no implica que debáis vivir juntos sino que reafirmáis una alianza. El tiempo conllevara acercamiento pero cada uno deberá seguir cumpliendo con sus deberes…-

La duelista no pudo acabar la frase antes de percibir como Tenzen caía al suelo con el labio sangrando debido a un fuerte puñetazo y una imponente figura cubría el marco de la puerta.

-Tenzen… llevaba mucho tiempo esperando este encuentro – Dijo el enorme cangrejo mientras agarraba el cuerpo del monje de una pierna y lo lanzaba fuera de la sala en la que se encontraban.

El Hoshi se limpió la sangre de la comisura de la boca y se reincorporó sonriendo, como tenía acostumbrado a sus compañeros de viaje –Primo- fue su única palabra mientras su puño empezada a prenderse en llamas como el tatuaje que lo rodeaba.