Tras los contornos de su ornamentada máscara su expresión denotaba rectitud y severidad algo que jamas llegaría a ver nadie. Tan solo serían capaces de ver el demonio tallado en su segunda piel… “basta!” pensó Toshiro harto de las normas impuestas por una sociedad que no era capaz de ver mas allá de lo que estaba escrito. “El escorpión es malo y traicionero, el cangrejo bruto y desaliñado, el dragón enigmático y misterioso,…” Él se encargaría de romper esos mitos.
-Toshiro-san, es el momento de mostrar la autentica fuerza del escorpión, es el momento de desbaratar el plan Cangrejo para conseguir el favor del Unicornio debemos… - insinuaba con voz aterciopelada la Dama Aiko antes de ser interrumpida de manera brusca por el joven escorpión.
-¿Y la alianza con el León?- dijo Toshiro sin apenas mostrar síntomas de emoción.
-¡Con esos estúpidos!- exhorto la doncella en la intimidad del cuarto ante de respirar hondo y recuperar la compostura –Sin duda, Toshiro-san, comprenderéis que el León no es sino otra herramienta para manipular en beneficio de nuestro Clan. La alianza que nos proponen será rehusada y moveremos las notas de la melodía que se compone desde las sombras- dijo sonriendo maliciosamente al samurai.
“Herramienta, manipular, sombras,…” Toshiro estaba harto de oír esas palabras en boca de sus hermanos de clan, harto de acatar las ordenes en contra de su voluntad, harto de ir en contra de sus principios – Si el León desea una alianza, si el León busca ayuda… la tendrá- fueron las cortantes palabras del Bushi. La estupefacción se dibujo en el rostro de Aiko y tras observarla fríamente durante unos instantes Toshiro prosiguió – No te preocupes, Aiko-san, no interferire en los planes de nuestro Clan si es lo que os preocupa, jamas seré una amenaza para nuestro señor o sus planes, tan solo ofreceré mi ayuda desinteresada al Clan del León- por primera vez era fiel al camino que su conciencia dictaba tomar, por primera vez empezaba a vislumbrar lo que el autentico bushido puede aportar al alma del que lo comprende y llega a dominarlo.
-Haced lo que deseéis Toshiro. Pero no contéis con el respaldo del clan- fría como el hielo, afilada como el filo de una espada… así sonaban las palabras de Aiko, tras las cuales se quedo mirándolo fijamente sin incurrir en sonido o movimiento alguno escrutando su reacción ante lo que le había dicho. “Que Ironía…” penso Toshiro, lo que tanto había detestado, el hecho de no poder demostrar lo que sentía por que una fachada impedía a los demás ver su sinceridad, era lo que en estos momento mas placer le provocaba… debajo de su máscara el escorpión sonrió aunque la doncella que estaba junto a él jamas sabría que lo había hecho.
El fornido samurai recogió su daisho y abandono la estancia sin mirar hacia atrás en ningun momento.