Un estanque reflejaba en sus luminosas agua la batalla de la horda de Tsume contra la vanguardia defensiva de Kamoko. Una femenina silueta se movia sinuosamente en la orilla del mismo.
-Querido Manobu – Dijo la sombra a la persona acurrucada a sus pies –Ha llegado el momento de volver con tus compañeros, ha llegado el momento de que todos sepan cuan poderoso es mi subdito-